martes, 4 de marzo de 2008

¿El talento y el ser humano?

Saqué del diario ABC un suplemento que viene casi siempre donde encontré un artículo de un tal "Mario Alonso" que la verdad me gustó bastante y me sorprendío porque trataba de algo de lo que yo, anteriormente sin saber el porque, ya pensaba.

Quizás sea verdad o quizás no lo sea pero como me conmovió pues voy a poner aquí fragmentos y a interpretarlos según mi criterio.
M. Alonso:

Encontrar y desarrollar el talento requiere gran esfuerzo de "desaprender lo aprendido" y evitar el juicio en el que se nos ha formado. Un esquema preestablecido que nos hace temer el error porque lo asociamos a que no somos capaces, que somos defectuosos - los grandes talentos de la historia no se preparaban para el éxito, sino para el error, del que aprendían-
Superadas las barreras llega el momento de observar desde la sensación, y no desde el pensamiento, y desplegar el talento [...] solo desde la confianza se puede encontrar el talento y poder desarrollarlo plenamente.
La prueba de que "no hay seres humanos torpes, sino con otros talentos" se manifiesta a través de la combinación de la inteligencia y la creatividad. Este hombre M. Alonso afirma que "la inteligencia nos ayuda a adaptarnos a nuevos entornos y, la creatividad, a visionar nuevas ideas y oportunidades.
[...]
Y para desplegar nuestro talento es necesario romper con el enjuiciamiento y engrasarlo con la motivación, las emociones se convierten en su nexo de unión, su interruptor. "Son imprescindibles en los procesos que tienen que ver con el talento, "ya que la persona que está emocionada e ilusionada es alguien que vive de forma diferente; una que se siente amedrentada rinde de otra manera" afirma.
Este hombre habla de la ira, el miedo, la alegría y la tristeza de la siguiente manera: "la ira es una emoción que nos hace sentirnos fuertes porque evita que estemos en contacto con nuestros miedos y tristezas, que nos hacen sentir vulnerables, Si los seres humanos la reconocemos, si no toda, una parte, es porque tras ella escondemos miedo". Pero, ¿ es necesario hacerlo cuando tras él podemos encontrar una oportunidad, un nuevo horizonte? SI no lo conseguimos, aparece la siguiente emoción, la tristeza "descubrir todo lo que podríamos haber llegado a hacer con nuestra vida y con la de los demás, y que no hemos podido".
[...]
"Las emociones no son buenas ni malas pero cuando las secuestramos se convierten en energías disfucionales que bloquean nuestra productividad". Son la llave de un talento del que solo hemos empezado a hablar, que nace desde la observación y se desarrolla lejos de cualquier prejuicio.
Este artículo fue enfocado desde un punto de vista empresarial que analiza a la persona como su auténtico pilar, motor o fuente de desarrollo. Pero al igual que se aplica a la empresa y al trabajo también es aplicable a muchas otras situaciones de la vida.
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Y...¿Qué le dice a cada uno? ¿Es verdad que nuestras emociones dominan cada uno de nuestros actos?

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